Prospección en los Andes

Cuevas Pintadas de Guachipas, Argentina

La cima del Cerro Cuevas Pintadas de Guachipas se localiza en los 25° 42´ 02” S y 65° 30´ 25” W (UTM: 202 48411 E 71 55066 N), a 135 kilómetros al sur de Salta, en el departamento de Guachipas, en un altiplano denominado San Pedro que está circunscrito por la Cordillera Subandina y por el Valle de Lerma. La flora asociada al sitio es bastante pobre en árboles, pero contrasta con abundantes extensiones de herbáceas, la disminución de la fitomasa con respecto a los terrenos bajos adyacentes es una consecuencia de la disminución de la temperatura. No obstante, este ambiente es mucho más propicio para la residencia humana que el desierto altoandino de cotas superiores. El paraje San Pedro corresponde al piso altitudinal aliso y de prados subandinos que es una zona de transición entre climas extremos, y en donde se asentó la vida económica de una importante masa de población desde tiempos muy remotos (Santoni y Xamena, 1995).

Ubicación del cerro de Guachipas.

Ubicación del cerro de Guachipas.

El cerro Cuevas Pintadas de Guachipas, es un macizo rocoso constituido de areniscas roja-naranja característico de la formación geológica denominado localmente Grupo Salta, Subgrupo Pirgua (Moya, cit. por Santoni y Xamena, 1995: 42, 60) con altitud de 1,822 m/nm y a 70 m de altura respecto al valle. Destaca en su ladera este y norte un conjunto de oquedades, que por sus dimensiones las definimos como nichos y abrigos rocosos aunque la denominación regional de estos últimos es la de aleros. Ambas geoformas no alcanzan una zona hipogea, y difícilmente se aprecian espacios endógenos. Al somonte, en el interior de un alero se aprecian goteras provenientes de filtraciones. En total, se tienen contadas treinta y tres oquedades, todas ellas con manifestaciones rupestres.

Estación climática instalada durante nuestra exploración sobre la Cueva de la Reflexión

Estación climática instalada durante nuestra exploración sobre la Cueva de la Reflexión, foto de Nahuel Romero.

La cavidad objeto de nuestro estudio se ubica en el nivel superior del cerro, 5 metros por debajo de la cima, en la ladera norte. Es una pequeña oquedad de apenas 1.90 m de ancho por 80 cm de alto en promedio, su mayor desarrollo interior es de apenas 2.10 m. La cueva destaca de todo el conjunto cavernario por la simetría rectangular de la entrada, que posiblemente fue reafirmada por los usuarios del sitio. La espeleogénesis de la oquedad corresponde a la erosión propia de las areniscas, como sucede con las demás cavidades de la formación.

Ladera norte del Cerro Cuevas Pintadas de Guachipas

Ladera norte del Cerro Cuevas Pintadas de Guachipas según la catalogación de Santoni y Xamena (1995:Foto 16, pág. 44).

El piso de la cueva comprende tres depresiones, dos de ellas permiten la formación de espejos de agua, en una de ellas es evidente la intervención antrópica. Destaca la ausencia de escurrimientos naturales, a lo mucho una filtración que corresponde a los estratos inferiores de la cueva, por lo que el llenado depende del agua salpicada durante la temporada de lluvia, o más bien, a un llenado intencional, como lo demuestra el hecho de que el estanque superior presenta un canal de desagüe que controla un nivel específico del liquido formando un ovalo de 23.8 x 34 cm.

Planta de la Cueva de la Reflexión, dibujo de Mario Lazarovich.

Planta de la Cueva de la Reflexión, dibujo de Mario Lazarovich.

Fenómeno solar y acústico

La Cueva de la Reflexión muestra su importancia al proyectar los rayos solares en su techo, gracias a la reflexión que se logra por los estanques ya mencionados. El fenómeno es perceptible durante la época del año en que el Sol alcanza una mayor inclinación con respecto al norte, lo cual sucede durante el otoño y el invierno. Para la observación es necesario que los estanques tengan suficiente agua para constituir un espejo, lo cual no es persistente por la absorción de las areniscas y la evaporación por la insolación y ventilación. Ambas variables se conjugaron al medio día del 15 de abril de 2000 cuando la cueva nos mostró su secreto, demostrado con ello el ingenio y la imaginación de aquellos hombres del pasado que acondicionaron ese espacio.

Reflexión de la luz solar sobre el techo de la Cueva de la Reflexión

Reflexión de la luz solar sobre el techo de la Cueva de la Reflexión con pinturas rupestres para el 21 de abril de 2000, foto de Nahuel Romero.

Apreciamos que las aureolas del techo para abril alcanzan su máxima intensidad al mediodía. Por la alineación de la entrada de la cueva desviada 10º con respecto a la alineación E-W, el fenómeno de reflexión es apreciable casi todo el día hasta una hora antes del ocaso y una hora después del orto. Suponemos que durante el solsticio de invierno la iluminación del recinto es más intensa. Sin embargo, el espejo superior marca un reflejo casi exacto sobre un conjunto de llamas, quedando por calcular la fecha y hora de conjunción; por otra parte, el espejo inferior con una figura disforme en una de sus puntas parece tocar las líneas verticales de un conjunto pictórico que nos recuerda las formas matemáticas primigenias para la cuenta de los días.

La reflexión como fenómeno físico es la propiedad del movimiento ondulatorio por la que una onda retorna al propio medio de propagación tras incidir sobre una superficie. Cuando una forma de energía como la luz o el sonido, ambos manifiestos en la cueva de estudio, se transmite por un medio y llega a un medio diferente, lo normal es que parte de la energía penetre en el segundo medio y parte sea reflejada. La reflexión regular (en la que la dirección de la onda reflejada está claramente determinada) cumple dos condiciones: el rayo incidente y el rayo reflejado forman el mismo ángulo con la normal (una línea perpendicular a la superficie reflectante en el punto de incidencia), y el rayo reflejado está en el mismo plano que contiene el rayo incidente y la normal. Los ángulos que forman los rayos incidente y reflejado con la normal se denominan respectivamente ángulo de incidencia y ángulo de reflexión.

Fenómeno de Reflexión.

Fenómeno de Reflexión.

Las superficies rugosas reflejan en muchas direcciones, y en este caso se habla de reflexión difusa que sería el caso del sonido, ya que la cueva produce un efecto de eco, y en si todo el sitio guarda esta propiedad. La relación de la Cueva de la Reflexión con el cosmos no queda circunscrita únicamente al fenómeno de reflexión, sino que va más allá con la observación de la salida y puesta del Sol sobre el horizonte, es así como las montañas circundantes se convierten en un marcador que servía para ajustar el calendario.

Motivos complejos de la plástica en el Cerro de Guachipas.

Motivos complejos de la plástica en el Cerro de Guachipas.

Interpretación

Santoni y Xamena (1995) inician la discusión de su trabajo respecto a este sitio arqueológico con una cita de Zorreguieta (1876), la crónica corresponde al siglo XVII y resalta la importancia ritual al Sol en el área. Como el fenómeno trascendente en este ensayo corresponde al Sol, también lo incluimos:

Pirguas del Sol, al sud del departamento de Guachipas, en la elevada cumbre de la serranía que divide el territorio de Guachipas de los valles Calchaquíes, y donde forma su vertiente el río de la Anta, existe una altura que se denominaba por los indígenas de esos lugares “El Seno del Sol” o “Pirguas del Sol”, nombre alusivo a ser dicha altura el primer punto, que en dicha serranía toca el sol en su nacimiento y ocaso. Este lugar era un adoratorio de las tribus guachipas, que se extendían, hasta Colalao, y Abra de Tafi (Zorreguieta, 1876:44 cit. por Santoni y Xamena, 1995: 2).

La observación astronómica jugó un papel fundamental en el desarrollo de las civilizaciones antiguas. Como resultado de esa práctica fue posible la elaboración de sistemas calendáricos que transfirieron los diversos períodos de los cuerpos celestes a la sociedad, organizando así toda actividad humana. La observación de la posición aparente del disco solar en el transcurso del año permitió establecer una relación, temporal y espacial, entre accidentes del horizonte local y varias fechas de gran importancia productiva y por ende religiosa.

En este sentido, proponemos que la Cueva de la Reflexión fue utilizada como un marcador astronómico durante la época prehispánica. Indicando fenómenos naturales y fechas importantes en un calendario aún por definir en investigaciones posteriores. La cueva señala el camino aparente del Sol en el horizonte norte, cuando alcanza su máxima inclinación entre el otoño y el invierno. Este hecho podría definir un escenario celeste utilizado en el pasado para resaltar la importancia de eventos de diversa naturaleza como las actividades pastoriles y en mucho menor proporción las agrícolas, como lo demuestra los reiterativos motivos de camélidos. Los procesos productivos nos llevan a considerar la importancia de las llamas como animal doméstico sobre los demás camélidos como los guanacos, y la alpaca; y no tanto las vicuñas que son propias de la puna alta. Suponemos que llamas, guanacos, y en menor proporción alpacas recurrían a este valle cuando se agotaban las pasturas en cotas superiores o en períodos de crudos inviernos.

Conjunto pictórico que nos recuerda las formas matemáticas primigenias.

Conjunto pictórico que nos recuerda las formas matemáticas primigenias para la cuenta de los días.
En la parte superior se aprecia el reflejo ocasionado por el estanque.

El punto de partida teórico del apunte arqueastronómico es la relación sociedad—naturaleza, en donde cobra importancia la relación hombre—medio ambiente al nivel de los recursos aprovechables dentro de los procesos productivos. Desde esta perspectiva, se hace un intento interpretativo y no descriptivo de las pinturas rupestres (Montero, 1999b).

La interpretación nos conduce a suponer como esos hombres de la antigüedad pretendían aprehender el universo (López Austin, 1996:472). En este sentido, la observación de la naturaleza (cfr. Broda, 1996:428) se resume en el análisis geomántico que vincula a la comunidad con las cuevas pintadas, permitiéndole explicar la estructura del universo, y por lo tanto ofreciéndole un orden interpretativo del cosmos. Desde la cueva, fue posible difundir los principales conceptos cosmológicos construyendo adoratorios, calendarios, observatorios, imaginando constantes matemáticas y plasmando pinturas como instrumentos axiales del simbolismo religioso que se articularon para exaltar un espacio sagrado desde el pensamiento mítico que da razón, lugar y orden a los elementos que le rodean: montañas, ríos, cavernas, planetas, aguas (Montero, 1999a). Es así, como se logra concretizar un lenguaje simbólico del paisaje. Para interpretarlo, se requiere de una lectura topográfica, donde la geografía es el idioma de los símbolos que establecen un orden; en donde la Cueva de la Reflexión, y todas las demás, junto con el mismo cerro son el axis mundi del universo concebido.

Parece extraño proponer una relación tangible entre las cavernas y los astros, sobre todo al saber que los techos de las oquedades impiden admirar el cielo, sin embargo, en la compleja imaginación de esos hombres el vínculo es efectivo en lo que he designado en trabajos anteriores para Mesoamérica la articulación caverna—observatorio donde se demuestra la profunda abstracción del cosmos hecha ciencia (Montero, 1997).

La actividad astronómica es la coordinación entre el tiempo y el espacio. La articulación caverna—observatorio permite determinar los eventos astronómicos de ese tiempo y espacio desde una cámara obscura o en penumbra —que en este caso es la cueva— donde se hace evidente el aparente movimiento del Sol, destacando las fechas propias de solsticios, equinoccios y pasos cenitales relacionados con fases productivas (Montero, 2000a).

El hombre andino como observador cuidadoso de la naturaleza desarrolló técnicas astronómicas para seguir el movimiento de los astros, y así mantener la concordia de su calendario. La utilización de una cueva, el efecto de refracción de la luz y el uso de los accidentes de horizonte para calibrar el calendario solar fue una tarea necesaria para conservar la sucesión correcta de las actividades pastoriles regidas por el ritual religioso que exige un momento justo, señalado por circunstancias climáticas naturales y astronómicas, para realizar fiestas dedicadas a los dioses. Así, la práctica de erigir templos en determinados sitios, desde los cuales podían observarse eventos astronómicos con relación a distintos aspectos orográficos del paisaje parece ser una característica generalizada de los pueblos de la antigüedad (Montero, 1999c).

Aspecto de las pinturas rupestres, foto Nahuel Romero.

Aspecto de las pinturas rupestres, foto Nahuel Romero.

Conclusiones

La Cueva de la Reflexión, demuestra la agudeza de observación del hombre andino en su estrecha relación con la naturaleza y el orden cósmico. El fenómeno arqueoastronómico y acústico nos permiten una parcial aproximación a ese pensamiento de la antigüedad. Aún tenemos mucho por investigar, nos falta por definir la datación del sitio y el análisis iconográfico, ambos puntos están más allá de nuestras posibilidades y alcances en este trabajo. No obstante, por la temática apreciada presumimos que los elementos tempranos corresponden al período de Desarrollo Regional con 1 000 aap. a los que se suman sobreposiciones más tardías de filiación inca. El sitio continua siendo un objeto ritual, así lo confirma el hecho de alas falcónicas y hojas de coca ofrendadas recientemente en las cuevas y que sin denunciadas por Santoni y Xamena (1995: 48).

Esto nos lleva a pensar en la pervivencia de los espacios sagrados y la fuerza geoenergética que se percibe en el sitio, particularmente en determinados momentos del año.

Equipo de investigación argentino.

Equipo de investigación argentino – mexicano durante la exploración del año 2000.

Bibliografía

López Austin, Alfredo.

1996 La cosmovisión mesoamericana. En: Temas mesoamericanos, pp.471-507. Sonia Lombardo y Enrique Nalda coordinadores. Editado por el INAH. Méx. D. F.

Montero García, Ismael Arturo.

1997a Arqueoastronomía y cavernas. En: Mundos Subterráneos, núm.8, pp. 11‑20. Méx. D. F.

1997b Archaeology in mexican caves. 1st International Symposium on Cave Archaeology and Paleontology. Proceedings of the 12th International Congress of Speleology. Vol. III, pp. 30. La Chaux-de-Fonds, Neuchâtel, Suiza.

1999a Taxonomía cultural subterránea. En: El Guácharo, boletín divulgativo de la Sociedad Venezolana de Espeleología, núm. 45, pp.43-52. Caracas Venezuela.

1999b Pintura mural en una cueva de Ecatepec, Estado de México. En: Draco, núm. 15, pp. 30-31. Méx. D. F.

1999c Espeleolatría en la Ciudad de México. En: Mundos Subterráneos, núm. 10, pp. 17-35. Méx. D. F.

2000a Las formaciones subterráneas naturales en la Historia de México. Tesis para optar al grado de Maestro en Historia por la Facultad de Filosofía y Letras de La Universidad Nacional Autónoma de México. México, D. F.

2000b El Mundo Subterráneo del Huizachtépetl. En: Iztapalapa. Tiempo y Espacio, núm. 6, pp. 8-14. Consejo de Fomento Cultural en Iztapalapa, A. C. Méx. D. F.

Santoni, Mirta Elsa y Miguel Américo Xamena.

1995 Pirguas del Sol. Espacios sagrados y pinturas rupestres Guachipas-Salta-Argentina. Mecanuscrito con el auspicio de la Embajada de Holanda y a solicitud del Senador Dr. Julio Argentino San Millán. Salta, Argentina.

Zorreguieta, Mariano.

1876 Apuntes históricos de la provincia de Salta en la época del coloniaje. Imprenta Independiente del P. Sarapura. Salta, Argentina.