Historia de la espeleología en México

El penetrar a las entrañas de la Tierra, a los espacios nunca antes explorados, para así poder descifrar el código escondido de la naturaleza, es un reto para el pensamiento en el que se acompañan por igual: el saber contemporáneo, y los temores de nuestros ancestros que ahí vieron nacer un universo místico. La espeleología es aún una desconocida para la mayoría de los mexicanos, el propio término sorprende y cuestiona. La espeleología aparece entonces como una ciencia de frontera, alejada en los remotos extremos de las investigaciones sobre terrenos inhóspitos. No obstante, algunos estamos dedicados en hacer comprensible a la comunidad ese mundo subterráneo, trabajando por ello en la institucionalización de la espeleología dentro de las ciencias.

A través del tiempo, la explicación que hacen los hombres de las cavernas no es siempre la misma. Cada época aporta una interpretación diferente, determinada por el nivel de conocimiento sobre la naturaleza y la ideología dominante. Es esta diversidad del proceso cognoscitivo sobre las formaciones subterráneas naturales la que me lleva a definir tres momentos precisos del conocimiento subterráneo antes de la aparición en el siglo XX en México de la espeleología como la ciencia de las formaciones subterráneas naturales:

  1. Originalmente en Mesoamérica se contempla una tendencia empírica a partir de la religión.
  2. Posteriormente durante el Virreinato se adquiere una interpretación teológica basada en la escolástica, la especulación y el mundo clásico de la antigüedad con las propuestas aristotélicas.
  3. De ese momento teológico se pasa a la etapa metafísica y así se llega al positivismo del siglo XIX y el inicio de la ciencia subterránea

La ciencia llega a ese momento positivista del siglo XIX con el acopio de información como un concepto de integración nacional y discurso político. Las expediciones científicas de índole geográfica en un sentido real y estricto sirven para esa composición nacional.

De manera general, los datos más antiguos de exploración e investigación científica a las cavernas mexicanas parten del siglo XIX. Las primeras aportaciones se realizan en las grutas de Cacahuamilpa y cavernas adyacentes. Posiblemente el trabajo más antiguo sea el ensayo del II Barón Jean de Gros para 1835, quien en ese entonces realizaba una activa labor diplomática como encargado de negocios de la legación de Francia en México, pero no sólo fue un explorador subterráneo, también es recordado por su pintura paisajista de los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl y el ascenso a este último para 1833; D. G. Bilimeck para 1867 era jardinero de Maximiliano, por tal motivo se vio obligado a explorar el territorio nacional con la recolección de especies vegetales, y junto con Manuel Villada fundaron el Museo Nacional de México, en esa labor realizó la colecta biológica en algunas cavernas de la región de Cacahuamilpa, y publica Fauna der grotte Cacahuamilpa in Mexico; posteriormente en 1874 y 1875 Bárcena realiza investigaciones de biología y geología para la misma gruta; en 1888 Villada efectúa investigaciones biológicas; para 1891 Heilprin, también realiza aportaciones geológicas y paleontológicas; Herrera en 1894 efectúa recolecciones zoológicas en las cavernas del nordeste del país de troglobios (Reddell, 1982:250-251). Finalmente, para el siglo XIX Félix, J. en 1899 realiza trabajos de geología por todo el país (Bonet, 1971).

II Barón Jean de Gros, Grutas de Cacahuamilpa

II Barón Jean de Gros, Grutas de Cacahuamilpa, 1835 [aceite en canvas, 101 x 130.8 cm].

Entre las instituciones más importantes que realizaron exploraciones o investigaciones subterráneas en México desde el siglo XIX destacan: la Academia Nacional de Bellas Artes (1846); la Sociedad Geológica Mexicana (1910); el Instituto Geológico de México (1922); y el Departamento de Exploración y Estudios Geológicos de la Secretaría de Industria y Comercio (1922).

Estos son los primeros investigadores e instituciones que incursionan en el subsuelo mexicano, con ellos el interés científico está orientado a un campo de acción particular, y en ningún caso como espeleólogos formales. Esto significa que no existe aún la espeleología como una institución científica particular. En este sentido, tratamos de biólogos, paleontólogos, arqueólogos o geólogos, que se introducen en las cavernas para ampliar su investigación. Por otra parte, la mayoría de las publicaciones del siglo XIX y principios del XX que tratan sobre cavernas atienden descripciones de viajes —en su mayoría—, descubrimientos arqueológicos, descripciones biológicas y estudios mineros.

Este es el proceso positivista con el que se inicia el interés científico por las cavernas en México, su desarrollo comprende más de 170 años de labor continua hasta la actualidad; la espeleología en México es tan antigua como en Europa o Estados Unidos (cfr. Courbon, et al., 1989:61), en este lapso la espeleología mexicana nunca ha estado rezagada en comparación con otras naciones, las aportaciones al conocimiento emanadas de espeluncas mexicanas son reconocidas en la literatura espeleológica mundial, este impresionante desarrollo lo he dividido en cuatro etapas de desenvolvimiento científico contemporáneo a saber:

  1. Los pioneros del siglo XIX.
  2. El letargo de las primeras décadas del siglo XX.
  3. Aportaciones detalladas de Federico Bonet y Cándido Bolívar y Pieltain.
  4. Formalización de gremios, agrupaciones y asociaciones con reuniones de especialistas, expediciones y exploraciones sistemáticas

De alguna forma ya se ha discutido la importancia del siglo XIX, y sus avances, pero a inicios del siglo XX los conflictos sociales y el movimiento revolucionario con los subsecuentes efectos de la posguerra repercuten en un letargo que es interrumpido hasta 1939 por el trabajo de dos destacados científicos: Cándido Bolívar y Pieltain en biología y Federico Bonet en geología, ellos son investigadores inmigrantes de la República Española, sus trabajos son los más renombrados en el ámbito bibliográfico moderno cobrando así la espeleología en México personalidad propia como disciplina científica, su herencia permite la creación de investigadores y exploraciones con una visión europea.

Candido Bolivar Federico Bonet
Cándido Bolivar y Pieltain (1897-1976)
Federico Bonet (1906-1980)

Conforme a la teoría de la institucionalización de las ciencias[1] podemos apuntar para el caso mexicano los siguientes puntos:

1. Un desarrollo suficientemente teórico. Se alcanza antes de la segunda mitad del presente siglo con las propuestas sobre  karsología, espeleogénesis, espeleoclimatología, espeleoantropología y bioespeleología.

2. Demanda social que valide como necesaria a la ciencia en cuestión. Esta es la mayor dificultad a que se enfrenta su institucionalización, no obstante la diversidad subterránea del país. Las razones son múltiples, y posiblemente la más determinante sea la precaria importancia económica de las espeluncas dentro de los procesos productivos del momento. A pesar de ello, en un futuro próximo con investigaciones de carácter hidrológico y ecológico se incrementará la demanda.

3. Formar gremios fuertes. Esto se ha logrado recientemente con la organización de congresos, simposios, seminarios y reuniones. Destaca para la década de 1950 la Convención Espeleológica en el ámbito mundial, que se llevó a cabo en Monterrey, Nvo. León; posteriormente en 1973 el Seminario de Espeleología dedicado al Dr. Bolivar y Pieltain organizado por la Comisión Nacional de Espeleología; para febrero de 1980, en pleno auge de la Asociación Mexicana de Espeleología (AME) se efectuó el Primer Simposio de la Espeleología en México; la Escuela Nacional de Espeleología de la Cruz Roja Mexicana organizó en noviembre de 1988  el Primer Seminario de Espeleología; a continuación tenemos la reunión denominada Mexpeleo en diciembre de 1989 en Cd. Valles, SLP coordinada por la Sociedad Mexicana de Exploraciones Subterráneas, (SMES), y la Association for Mexican Cave Studies —Asociación para el Estudio de Cavernas Mexicanas— (AMCS),  con una segunda reunión en 1992 en Taxco, Gro.; sigue la II Reunión de Espeleólogos en Monterrey en 1990 con la presencia de Hubert Trimmel, presidente de la International Union of Speleology; también destacan los encuentros organizados por la Sociedad Yucateca de Espeleología Aktunoob con tópicos sobre  problemas espeleoantropológicos y de conservación ecológica en 1990 y 1991; finalmente el más importante evento gremial: el 1er Congreso Nacional de Espeleología, celebrado en Mérida, Yucatán en 1991, instaurado por la Unión Mexicana de Agrupaciones Espeleológicas (UMAE) con el apoyo de la Universidad Autónoma de Yucatán, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), espeleólogos yucateos y autoridades del Estado. Con este evento la UMAE logra reunir y consolidar a la espeleología nacional, subsecuentemente cada dos años se realiza un congreso. Por otra parte la UMAE cuenta con representación en el extranjero: en Cuba durante la IV Reunión de la Federación Espeleológica de América Latina y el Caribe (FEALC); en la República Popular de China en 1993 para el XI Congreso de la International Union of Speleology —Unión Internacional de Espeleología— (IUS); y para finales del siglo XX, en 1997 en La Chaux-de-Fonds Suiza  durante el XII Congreso de la UIS. Pero los congresos en Cuba, China o Suiza no son la primera oportunidad internacional de la espeleología nacional, según la revista Spelaion de julio de 1973 se afirma que la primera participación de mexicanos en un congreso internacional de espeleología fue en 1973 para el IV Congreso Internacional de Espeleología celebrado en Olomouc, ex—Checoslovaquia.

Escudos

4. Publicaciones especializadas. La publicación especializada describe la vida académica de la ciencia en cuestión, en tal sentido sus artículos hablan del avance en las investigaciones y de las innovaciones técnicas logradas. Destacan al momento once títulos, el de mayor trascendencia es el boletín de la AMCS publicado desde 1966 hasta el año 2000, respecto a los títulos mexicanos los más antiguos han desaparecido junto con las organizaciones que les dieron vida, en la actualidad las publicaciones mexicanas más destacadas por su seriedad científica son: Tepeyollotli, Mundos Subterráneos y Aktun.

PUBLICACIÓN

EDITOR

VIGENCIA

AMCS, Bulletin Association for Mexican Cave Studies 1966-2000
Spelaion Comisión Nacional de Espeleología 1972-1974
Oztotl Comisión Nacional de Espeleología 1974- ?
Boletín AME Asociación Mexicana de Espeleología 1978-?
Draco Grupo Base Draco 1982-2000
Tepeyollotli SMES 1986-2000
Tsaval Asociación Potosina de Espeleología 1989-?
Subterráneo Espeleo Club Zotz 1989-1993
Mundos Subterráneos UMAE 1990-2000
Rupestre Cruz Roja Mexicana 1991-1992
Aktun Sociedad Yucateca de Espeleología 1991-1996

5. Educación particularizada de la disciplina científica. No existe al momento una forma académica particular para la espeleología en alguna universidad mexicana en el ámbito de licenciatura o de posgrado. Sin embargo, en estos niveles académicos se imparten cursos de especialidad dentro de áreas específicas bien definidas que tienen relación con las espeluncas. En la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México en la licenciatura en biología tenemos cursos de bioespeleología, o bien de hidrología subterránea en el área geológica. En la  Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) en 1994 se inauguró la materia de espeleoarqueología en la en la licenciatura de arqueología en la misma escuela en el ámbito de posgrado ya con anterioridad en 1991 en la Maestría en Historia y Etnohistoria  de la División de Estudios Superiores se había discutido respecto a las actividades religiosas prehispánicas en espeluncas. Recientemente en la UNAM se ha abierto un programa de posgrado para 1995 sobre Ciencias de la Tierra, en donde la karsología e hidrología subterránea son seminarios básicos.

La enseñanza de la técnica de exploración subterránea se ha impartido desde la perspectiva deporte—ciencia entre los alumnos del  Instituto Politécnico Nacional y de la UNAM dentro de los programas deportivos escolares, además de los grupos de montañistas que se capacitan en la práctica espeleista, un ejemplo es el manual Curso de Grutas y Ríos Subterráneos de la Escuela Nacional de Montaña de la Federación Mexicana de Excursionismo de la Confederación Deportiva Mexicana de Jorge Urquijo Tovar del año de 1967. Respecto a la capacitación de grupos de rescate subterráneo destacan los cursos de la Escuela Nacional de Espeleología de la Cruz Roja Mexicana a cargo de Arturo Montero, con manuales y asesoría pedagógica en el ámbito nacional y participación internacional desde 1985.

6. Pasar de un conocimiento simple a uno complejo y abstracto como un ascenso en el progreso del conocimiento. A manera de ejemplo, el desarrollo en las teorías espeleogeológicas con temas sobre karsología y espeleogénesis; respecto a la bioespeleología las nuevas propuestas sobre la clasificación de los organismos cavernícolas; en lo referente a la espeleoarqueología la relación cueva—pirámide para Mesoamérica como una aportación al conocimiento de las antiguas religiones.

Pirámide del Sol en Teotihuacán

Por debajo de la Pirámide del Sol en Teotihuacán una cueva de uso ritual.

7. La crítica es el escalón de la ciencia y con él, se recupera la unidad de la ciencia con un método. Las discusiones más acaloradas dentro de la espeleología corresponden a la espeleogénesis, karsología e hidroespeleología en referencia a la importancia en la formación de espeluncas kársticas  por las aguas de infiltración (aguas vadosas) o bien por  la acción de las aguas freáticas por debajo de la zona de infiltración.  Respecto a la bioespeleología las nuevas propuestas sobre clasificación de formas orgánicas que por sus características rebasan las anteriores taxonomías como el caso de los epigeomorfos, ambimorfos y troglomorfos. En la espeleoclimatología la discusión se centra sobre el origen en el alza de temperatura en las denominadas cuevas de calor. En la psicoespeleología la crítica está determinada por los resultados de los experimentos de la psicología de la soledad y las alteraciones emocionales y biológicas en individuos aislados bajo condiciones constantes como la oscuridad, la temperatura y el ruido.

8. Para sustentar a la espeleología como una disciplina científica particular es necesario ser reconocida ante una comunidad científica. En últimas fechas se ha intentado por parte de la UMAE el subsidio y reconocimiento de su actividad ante el CONACYT, máximo organismo oficial que aglutina el trabajo científico de la nación.

9. Existencia de un conjunto de axiomas lógicos concatenados. A manera de ejemplo: las propuestas karsológicas sobre la disolución de las calizas; la clasificación de los organismos subterráneos;  la explicación de las formas culturales de la relación comunidad—caverna para diferentes momentos históricos.

10. La teoría se acepta por su lógica y esta teoría se acepta por la comunidad científica. Pueden retomarse los ejemplos anteriores.

11. La ciencia en cuestión adquiere madurez cuando estudia no la totalidad sino la particularidad de determinado paradigma ofreciendo una posible solución. Hay que resaltar que la comunidad científica no tiene que ser homogénea, pues para un paradigma se tienen diferentes explicaciones y este es al final de cuentas el mecanismo en el progreso de la ciencia. Cada paradigma en la ciencia aprecia un mundo distinto, si esto origina una crisis en el conocimiento se da un nuevo paradigma. Así cada ciencia construye su objeto de estudio a partir de los paradigmas a los que se aboca, son ejemplo las teorías arqueológicas, karsológicas y biológicas citadas.

A continuación algunos datos sobre el desarrollo histórico de la espeleología en México desde las principales subdisciplinas que la componen: bioespeleología, espeleogeología, y espeleoarqueología. Al final un apartado sobre el avance espeleista en el país.

Bioespeleología

Entrado el siglo XX se iniciaron las investigaciones propiamente bioespeleológicas, con anterioridad sólo tenemos información sobre trabajos botánicos desde la Colonia hasta el siglo XIX. De estas investigaciones posiblemente una de las exploraciones más antiguas después del impacto de la Conquista es la de 1571 realizada por el médico de Felipe II, Francisco Hernández, quien llegó a estas tierras en la calidad de Protomédico General de todas las Indias, Islas, y Tierra Firme del Mar Océano, el objetivo de esta exploración era recorrer distintas regiones en búsqueda de plantas medicinales, lo acompañaron varios colectores y dibujantes, además de la ayuda propia de indígenas que lo ilustraban sobre las propiedades de los vegetales. Felipe II, muy interesado por cuestiones científicas había redactado para 1569 una serie de cuestionarios geográficos que fueron repartidos por toda la Colonia y que se denominaron Relaciones de los Pueblos Españoles y de Indios en la Nueva España, conocidos también como Relaciones Filipinas, en estas relaciones se preguntaba sobre “yerbas aromáticas y sus virtudes medicinales o venenosas conocidas por los indígenas” (De la Peña, 1986:54-55). En los años posteriores no se manifiestan otras exploraciones, sino hasta el siglo XVIII con: William Houston en 1729; Martín Sessé y José Mariano Mociño de 1793 a 1795; y Luis Neé de 1789 a 1794. Para el siglo XIX una nueva versión de investigadores se abocan al caso americano en México, destacando Alejandro Humbodlt, Aime Bonapland, Carlos Montofar, Juan Jules Linde en el sudeste del país, Von Karwinski, Carlos Sartorius, Fernando Deppe, y Henri Galeotti, quien en 1837 colecto al piedemonte de las más altas montañas de México como el Iztaccíhuatl, Popocatépetl, Nevado de Toluca y Pico de Orizaba en donde vivió al interior de una caverna durante una colecta sobre la cota altitudinal de 3,000 msnm (ibídem, pp. 54-59).

Alexander von Humboldt

Alexander von Humboldt.

A principios del siglo XX, en el norte del país se realizan las primeras investigaciones bioespeleológicas por el distinguido zoólogo mexicano A. Herrera, las especies por él descritas fueron publicadas por Packard, quien también sobresale por sus contribuciones entre 1894 y 1900 sobre fauna subterránea en Norteamérica y crustáceos en México. Por un espacio de 40 años no se detectan mayores aportaciones para el norte de México. En 1940 Harry Hoogstral realiza la recolección de nuevas especies de arácnidos para la Cueva del Diablo, Nvo. León (Reddell, 1982:251), es así como la década de 1940 representa un nuevo interés por la vida cavernícola. Después de 1942 vendrían las aportaciones de Cándido Bolívar Pieltain y Federico Bonet.

Federico Bonet y Cándido Bolívar Pieltain junto con Osorio Tafall y D. Peláez son miembros de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional, ellos exploran después de 1942 las Grutas de Villa García, la Cueva del Carrizal, y las Grutas del Palmito, todas en Nuevo León, acrecentando notablemente el conocimiento sobre nuevas especies troglobias de la clase insecta, orden collembola; de la clase arachnida, orden opiliones y pseudoscorpionida (Reddell, 1982).

En el verano de 1947, en una expedición del American Museum of Natural History a la Cueva del Diablo, Chihuahua, se descubren nuevas especies troglobias de psilochorus. Esta cavidad fue nuevamente trabajada en 1956 por los norteamericanos Gertsch y Roth (ibídem).

Aún más importante que la década anterior es el lustro de 1950 a 1955 con los trabajos de J. Carranza, Cándido Bolívar y Pieltain y Federico Bonet, para Coahuila con el descubrimiento de una nueva especie de pez gato, se trata de un espécimen de la familia de los ameiuridae, bagre anoftalmo y depigmentado Prietella phreatophila (Bolívar y Pieltain y J. Carranza, 1954; Carranza, 1954). En éste lustro también se presentan aportaciones sobre mamíferos con los trabajos de Rollin H. Baker en Coahuila y las  reconocidas publicaciones de Villa sobre murciélagos (Villa, 1956a y 1956b) que culminaran con su aportación máxima en Los Murciélagos de México (véase Villa, 1967). Es necesario también mencionar a: Denny G. Constantine, Bryan P. Glass y E. Lendell Cockrum para el norte de México y sur de Estados Unidos (Reddell, 1982:251).

Para el sudeste del país tenemos de 1936 a 1938 los trabajos del doctor A. S. Pearse de la Universidad de Duke, Carolina del Norte, EE. UU. En sus investigaciones propone que la península yucateca se fue poblando después de emerger el karso, este fenómeno propició nichos ecológicos aislados y húmedos, en total, Pearse exploró 27 cavernas con una colecta de más de 300 especies de troglobios, troglófilos y trogloxenos que permitirían un mejor concepto de la biocenocis subterránea, en donde demostró que los murciélagos tienen una relevante importancia en el ecosistema subterráneo (Evia, 1990b). Antes que Pearse, Robert T. Hatt de 1929 a 1953 inició trabajos bioespeleológicos en la península yucateca, sus investigaciones se centraron sobre las variaciones en vertebrados de la fauna terrestre, resultado de estos trabajos es Faunal and Archeological Researches in Yucatan Caves (Vera, 1990:7).

La gruta de Calcehtok en Oxkintok Yucatán, fue centro de múltiples investigaciones bioespeleológicas: en 1959 Stanley Kiem colectó diversos troglobios; para 1972 David Mckenzie; posteriormente en 1973, tenemos la exploración de James Redell, quien además de los datos biológicos proporciona información geológica, topográfica y climática  que se publica hasta 1977; durante 1975 Andy Grubbs, Robert Mitchell Jr., William Russell y Suzane Wiley realizan diversas colectas (Evia, 1990b). En la actualidad esta cavidad representa un importante centro de estudio durante las prácticas de campo de los estudiantes de las universidades de México y Yucatán en bioespeleología que ahí realizan sus colectas.

Libro

En 1962 surge la Asociación para el Estudio de Cavernas Mexicanas (AMCS), ésta organización con sede en Austin Texas EUA, presenta  un extenso programa de colecta de especies, inicialmente para el norte de México donde ha recibido una considerable atención, las primeras cavernas visitadas por la asociación son la Cueva del Carrizal y las Grutas del Palmito para 1963 y 1964 con los trabajos de Reddell, David McKenzie y William Russell entre otros. A partir de 1966, se presentan múltiples artículos sobre temas bioespeleológicos publicados por la AMCS en su boletín, en este orden de publicaciones también se destaca el boletín de la Sociedad Espeleológica Americana (National Speleological Society, NSS). A partir de este último período se suscitan múltiples aportaciones en todo el norte de México que promueven una numerosa bibliografía (véase Reddel, 1971) donde se describen nuevas especies de troglobios esencialmente.

Las investigaciones citadas se realizan en cavidades de un acceso escasamente técnico, pero para 1975 se inician exploraciones en cavernas de mayor dificultad de acceso como serán las grandes verticales, un ejemplo es el de Peter Sprouse por parte de la Universidad de Texas para el sótano del Sauz en Chihuahua con 220 m de tiro vertical absoluto, lo cual implica ya la articulación del espeleismo totalmente técnico y la ciencia.

No quisiera pasar por alto a uno de los investigadores más destacados en la bioespeleología en México y Estados Unidos, al que he citado frecuentemente, se trata de Reddell, quien ha realizado múltiples aportaciones desde 1966. Sobresalen sus trabajos de conjunto bibliográfico y biológico. Para 1982, en un texto del mismo Reddell (1982) se expone un listado de las espeluncas exploradas por la AMCS que responden a investigaciones bioespeleológicas para el noreste de México, en ese recuento observamos las siguientes proporciones: 15 para Chihuahua, 54 para Coahuila, 12 para Durango, y 11 para Nuevo León. En suma, casi 100 cavidades analizadas desde la década de 1960 hasta 1982. Respecto a los especímenes colectados en estas cavidades se presentan más de 200 especies diferentes analizadas y catalogadas.

Entre los investigadores nacionales cabe recordar al doctor Bernardo Villa, originario de Teleolapan Gro., quien realizó investigaciones sobre murciélagos supra y la doctora Anita Hoffman, bióloga, quien hizo su tesis de doctorado sobre ectoparásitos de murciélagos, además del doctor Álvarez quien realiza estudios sobre peces ciegos. Destaca en este mismo grupo de investigadores el doctor José Palacios quien en la actualidad realiza una activa labor con ácaros, además de la propuesta de institucionalización de la espeleología en México con la presidencia en su momento  de la Unión Mexicana de Agrupaciones Espeleológicas, A. C.

Doctor Bernardo Villa

Doctor Bernardo Villa, ca. 1952.

Recientemente es importante mencionar los trabajos de los italianos por parte de la Sociedad Espeleológica Italiana y del Circulo Espeleológico de Roma, con estudios sobre crustáceos cavernícolas en el estado de Veracruz. Estas expediciones se iniciaron con colectas de isópodos, opiliones, arácnidos, ácaros, diplópodos, chilópodos, ortópteros, coleópteros y otros en la cueva del Madroño en la Sierra Gorda para 1969 por parte de la Academia Nacional del Lince (Lazcano, 1986:15).

La importancia de la bioespeleología para México es la réplica de la diversidad y cantidad de especies animales y vegetales del hábitat subterráneo. En el país se han hallado más de 2,000 especies, entre: mamíferos, aves, batracios, peces, gasterópodos, insectos, crustáceos, etc. No son pocas las especies nuevas que se han encontrado, e incluso hay especies endémicas que sólo se conocen en las cavidades nacionales (Lazcano, 1983). Esta es la trascendencia de la bioespeleología en México. Múltiples son las expediciones extranjeras que exploran las entrañas de nuestro territorio con el afán del conocimiento, empecemos pues a considerar nuestra riqueza como lo han hecho ya los bioespeleólogos mexicanos.

Espeleogeología

En tiempos pasados geología y geografía eran tratadas bajo un mismo concepto: la descripción de la naturaleza. Una de las más antiguas descripciones del mundo subterráneo en la Nueva España es la de Fray Juan de Torquemada (1976):

Capítulo XXXVI

De algunos ríos particulares y aguas soterráneas que hay en estas Indias, que son muy de notar.

No es cosa nueva para la naturaleza y distribución de las cosas, que Dios puso en el mundo, haber aguas soterráneas, que corren por debajo de la tierra; porque así como Dios quiso mostrarse maravilloso en lo visible de ella, también en lo oculto de sus entrañas, haciendo vía y camino, por lo secreto de sus venas, por donde corriesen las aguas, que en ellas y de ellas se engendran; y aunque tenemos muchos ejemplos de esta verdad, no quiero hacer memoria sino de pocos que ahora hacen al propósito; entre los cuales es uno un riachuelo que nace en Tehuacán, cuarenta leguas de México, entre el medio día y el oriente, el cual no corre de ordinario sino a horas, porque se ve que una hora corre y despide de sí todo el golpe de agua que trae, y por otra hora se suspende, de donde es fuerza confesar que aquel rato que la oculta, que no la retiene en sí la cueva, por donde sale, sino que la envía por otra vía oculta y secreta a otra parte, la cual debe de corresponder a otra boca o salida que tendrá en alguna otra tierra; y es de manera este prodigio que todas las veces que el agua asoma por esta boca, viene bufando y enviando por delante cantidad de aire que hace espantoso ruido, cuyo secreto no entiendo, si ya no es que podamos decir que la razón de estas suspenciones, es tener la vía, por donde corre, por debajo de tierra estrecha, y encontrándose con el aire que corre por aquellas cavernas le cierra el paso; y como es elemento furioso y arrebatado, obliga el agua (que también lo es) a que busque vía por donde hacer su viaje; y por esta venir a reventar por la dicha boca, trayéndose consigo y por delante parte del aire que la impide a pasar por el lugar que tiene buscando, en lo secreto y oculto de la tierra; y no es dificultoso de creer que la violencia del aire le haga al agua padecer aquella fuerza; pues siendo verdad (como lo es) que, como dice el Filósofo (Aristóteles) no hay vacío en la naturaleza y que no ajustándose el agua con la canal y zanja que tiene hecha por donde correr, ha de ir acompañada con otro cuerpo que hincha aquel vacío, éste el aire que por allí emboca, el cual como es tan veloz y ligero ...

Creo que Torquemada hace referencia a un géiser, del cual no tengo referencia geográfica o geológica para la actualidad; no obstante, lo importante de la cita es reconocer la forma de interpretar los fenómenos de la naturaleza, por ejemplo la cita de Aristóteles —el Filósofo— comprende una visión académica del mundo clásico articulada por la religión, visión característica del Renacimiento. En ese mismo capítulo, Torquemada continua haciendo mención de otros componentes geográficos como ríos subterráneos, manantiales y resurgencias, como en el valle de Santa Bárbara a doscientas leguas al norte de México, manantiales sobre la Sierra Nevada —Popocatépetl e Iztaccíhuatl— próximos a Huejotzingo, y otros en Coyoacán. También menciona algunos fenómenos espeleológicos en España en el río Guadiana, y para Medio Oriente en el río Jordán a partir de un ejercicio de geografía comparada entre el Nuevo y el Viejo Mundo.

No encontramos mayores aportaciones a las ciencias de la tierra hasta el siglo XVII, con la institución más relevante de la ciencia en la Nueva España, el Real Seminario de Minería, dentro de su programa de estudios es importante recalcar la cátedra denominada Física Subterránea y que sin duda marca el interés por el subsuelo, claro que en ese momento con el objeto de la explotación minera (Trabulse, 1985, tomo III:23).

Real Palacio de Minería a finales del Virreinato

Real Palacio de Minería a finales del Virreinato.

Posteriormente, hasta el siglo XIX destaca en 1877, el VII Congreso Constitucional de México que por votación unánime creó dos comisiones exploradoras destinadas a la colección de datos geográficos y estadísticos del territorio nacional, a este proyecto se le denominó Comisión Geográfica Exploradora (De la Peña, 1986:63). En el transcurso del siglo XIX y principios del siglo XX son numerosas las investigaciones geológicas, algunas de ellas están relacionadas con las formaciones subterráneas naturales, estos trabajos fueron realizados en su mayoría por ingenieros de minas egresados del Colegio de Minería y posteriormente por la Escuela Nacional de Ingenieros. Un ejemplo son las publicaciones de Ezequiel Ordóñez donde los aspectos paleontológicos o de otra variedad no quedan fuera de su propio contexto de investigación.

Los trabajos geológicos formales en espeluncas se inician durante la segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX, especialmente en el karso de la región de Cacahuamilpa y regiones aledañas como la Gruta de la Estrella. Cronológicamente para la gruta de Cacahuamilpa tenemos las investigaciones de: Clave en 1850 con el texto Dibujo de la Entrada a la Gruta de Cacahuamilpa publicado por la Sociedad de Geología; Orozco y Berra en 1855; Bustamante y Cortina en 1861 con el título La Caverna de Cacahuamilpa; García Cubas en 1874; Bárcena también en 1874 publica Viaje a la Caverna de Cacahuamilpa y posteriormente Tratado de Geología en 1885; Villada en 1888 escribe la Relación de un Viaje a la Caverna de Cacahuamilpa; Heilprin en 1891; Lozano y Castro en 1892 con un estudio químico sobre las aguas de Cacahuamilpa; las reseñas de Puga del año de 1892; Félix, en 1899 con el título Uebersicht Über die Entwickelung der Geologischen Formationen; Flores en 1910 con las memorias de una excursión realizada por la Sociedad Geológica Mexicana; Galindo y Villa en 1926 con sus aportaciones de geología en México. Cacahuamilpa es el núcleo de las investigaciones geológicas subterráneas en México, ahí se inicia el interés científico por las cavernas en 1835, y de ahí parten las investigaciones para otras regiones del país. La exploración completa de Cacahuamilpa se efectuó en 1846, y en 1922 se publicó su primer plano topográfico (Bonet, 1971:66).

Mapa Cacahuamilpa

Pero lejos de Cacahuamilpa, la región más relevante de México en cavidades subterráneas naturales por su composición kárstica es sin duda la península de Yucatán, ahí destacan para la década de 1930 los trabajos geoespeleológicos y de espeleogénesis de Wittich quien publica en 1936 Hölen und Karsterscheinungen in Mexico. Para el resto del país contamos con los bosquejos geológicos de Fries efectuados en la década de 1955 a 1966 y los trabajos de Bolívar Pieltain y Federico Bonet desde 1940 para el área de Xilitla, SLP y la Sierra del Abra.

Paralelamente a la exploración de espeluncas las expediciones modernas han aportado estudios geomorfológicos y geohidrológicos sobre las zonas kársticas en que se desarrollan las oquedades. Los estudios realizados por mexicanos parten con esta propuesta, y en 1952 bajo la iniciativa del doctor Federico Bonet, se crea en el Instituto de Geología de la UNAM un Departamento de Espeleología; este realizó tres campañas de exploración publicadas por el Instituto de Geografía, especialmente sobre la región de Cacahuamilpa, Xilitla y la Sierra Gorda.

La historia de la exploración subterránea de la Sierra Gorda en los estados de San Luis Potosí, Querétaro y Guanajuato es el ejemplo de la moderna espeleología que investiga de manera sistemática una región kárstica, aquí los antecedentes se remontan a 1880 con exámenes geológicos según Lazcano (1986), pero no es hasta 1952 en que observamos el trabajo sistemático de prospección espeleológica iniciado con la campaña espeleológica del Instituto de Geología de la UNAM, compuesto por el doctor Federico Bonet, Raúl Ortiz y otros más partiendo del área de Tilaco al NE del estado de Querétaro; posteriormente en 1961 se suman los trabajos del geólogo estadounidense Kenneth Segerstrom; para 1967 los miembros de la Association for Mexican Cave Studies completan la investigación de la región. En la Sierra Gorda han participado también numerosas agrupaciones científicas nacionales e internacionales como el Grupo de Investigación Espeleológica de 1973 integrado por mexicanos, además del grupo AKSIA de Polonia, el GSL de Francia en 1980 y el MUCCC de Canadá. Recientemente en 1980 se fundó la Sociedad Mexicana de Exploraciones Subterráneas (SMES) una de sus principales aportaciones al conocimiento subterráneo, han sido las publicaciones sobre la Sierra Gorda, dando así continuidad a la exploración sistemática de cavidades hecha por mexicanos con un interés propiamente espeleogeológico. Lazcano (1986) de la SMES presenta un amplio estudio de la región, ahí, enfatiza las siguientes áreas con sus respectivos datos: Mirasoles, con área de 300 Km, un total de 85 cavidades; Pinal de Amoles, con área de 900 Km, un total de 99 cavidades, exploradas 71, por explorar 28, con evidencia arqueológica 5; San Joaquín,  con área de 730 Km, un total de 15 cavidades; San Juan, con área de 450 Km2, un total de 47 cavidades; Toncoyol,  con área de 900 Km2, un total de 62 cavidades, exploradas 44, por explorar 18; y Tilaco,  con área de 350 Km2, un total de 65 cavidades, exploradas 32, por explorar 33. En suma las cavernas de la región presentan desarrollo vertical y en algunos casos las grandes verticales ahí localizadas son citadas en la bibliografía espeleológica mundial por sus grandes dimensiones como el sótano del Barro con 410 m de tiro vertical absoluto, o bien  el sótano de las Coyotas con un desarrollo de 581m siendo la sima más profunda de la región.

Sótano del Barro

Sótano del Barro, expedición de la Cruz Roja Mexicana, 1993.

El sótano del Barro, es la mayor vertical con tiro absoluto en el mundo con 410 m de caída libre, su boca tiene un diámetro superior a 400 m con una profundidad total de 455 m.  Se ha  discutido sobre su primacía mundial, algunos espeleólogos como los italianos afirman que hay verticales más profundas, y en efecto las hay pero no en un sólo tiro; lo que afirman los italianos son verticales como la de Stary Sistak en Austria con 480 m o Epos Cham en Grecia con 451 m pero esos abismos no son continuos como el caso del sótano del Barro, al cual le siguen en dimensiones el abismo de Provatina en Grecia con 392 m y Golondrinas también en México con 376 m (Lazcano, 1988b). El sótano del Barro fue descubierto en enero de 1972  por espeleólogos de la AMCS, al momento múltiples expediciones de todo el mundo y nacionales lo visitan con motivo de tener entre sus logros la sima vertical más profunda del orbe.  El descenso a esta espelunca requiere de una gran experiencia en la práctica subterránea, además de un complejo trabajo de conjunto y de acentuadas necesidades económicas para la adquisición de materiales, transporte y alimentos entre otros tantos puntos como su difícil acceso, accidentada topografía y clima extremo.

Las cavidades subterráneas de mayor interés se desarrollan sobre terrenos calizos. México presenta más del 20% de su territorio con esta geomorfología de drenaje subterráneo al que se denomina karst. El karst ha sido recientemente investigado en su particularidad epistemológica y hoy en día se le denomina karsólogía (Espinasa, 1990), disciplina íntimamente ligada a la espeleología y emanada de ella, en donde se hace énfasis  a las investigaciones de génesis de cavidades, hidrología y geomorfología estructural relacionado todo ello a terrenos calizos, destacan en este campo hoy en día Carlos Lazcano y Ramón Espinasa por la SMES y la UNAM (cfr. bibliografía).

Sótano de Las Golondrinas

Sótano de Las Golondrinas, expedición de la Cruz Roja Mexicana, 1979.

Espeleoarqueología

Algunas de las primeras exploraciones en México a cavidades subterráneas estuvieron destinadas a la arqueología, su objetivo era la búsqueda de restos de pueblos primitivos, idea romántica del siglo pasado que vio en las cavernas un sitio básico para sus investigaciones. Resultado de esta actividad desde el siglo XIX son los trabajos de John Lloyd Stephens (1990) reunidos en dos títulos Incidents of Travels in Central America, Chiapas and Yucatan e Incidents of Travels in Yucatan, publicados ambos por Harper and Brothers de Nueva York, en dos volúmenes cada uno, en 1841 el primero y en 1843 el segundo, estos textos fueron estupendamente ilustrados por Frederick Catherwood, y hoy en día son documentos clásicos sobre la historia de Yucatán. Los anteriores documentos describen las formaciones subterráneas de Maní, Xtacumbil—Xunaan y Dzab—Na de Tecoh y la región de Oxkintok y Opichén (Vera, 1990:6 y Evia 1990b).

Frederick Catherwood

Frederick Catherwood, Bolonchen, 1842.

Entre 1886 y 1895 se destacan las exploraciones del alemán Teobert Maler en cuevas yucatecas, especialmente para Loltún. Sus diarios conservados en el Ibero—Amerikanisches Institut de Berlín muestran que Maler fue el primer arqueólogo en explorar Loltún. Los dibujos y fotografías de las cavidades e iconogramas de Loltún y otras cavidades son muy valiosas ante la erosión y vandalismo que estos han sufrido a últimas fechas. Tanto Maler como Thompson clasifican a las representaciones iconográficas humanas como momias relacionadas a un culto funerario y/o a sacrificios (Strecker, 1981).

Edward Thompson entre 1888 y 1891 explora la caverna de Loltún y otras 32 cavidades más de la zona de Oxkutzcab, publica en 1897 Cave of Loltun, Yucatan en las memorias del Museo Americano de Arqueología y Etnología de la Universidad de Harvard. Por ese entonces -1890- tenemos los trabajos de Heilprin por parte de la Academia de Ciencias de Filadelfia quien además hace referencia de iconogramas comentados posteriormente por Mercer (Evia, 1990b).

Tal vez el más importante de los arqueólogos subterráneos decimonónicos para Yucatán sea Henry Chapman Mercer, quien en el año de 1895 entre los meses de enero a marzo se aboca a la búsqueda de los orígenes del hombre americano, es así como explora 29 cavernas, realizando en 10 de ellas excavaciones arqueológicas. Como resultado publica en 1896 The Hill—Caves of Yucatan, obra básica en el estudio arqueológico del subsuelo yucateco. En 1895, Mercer contaba 39 años, y laboraba como curador del Museo de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Pensilvania, desde tiempo antes se había interesado por los orígenes del hombre americano, por lo tanto había explorado con ese objetivo diversas cavernas en Norte América por lo que se le considera como pionero de la espeleología en EE.UU.

A finales del siglo XIX, se contaba con la literatura arqueológica para las espeluncas de Yucatán de Thompson, Maler, y Stephens, así que las conclusiones a las que llegó Mercer fueron más completas, destacando los siguientes elementos del uso de subterráneo:

  1. Extracción de agua para la comunidad.
  2. Extracción de "agua virgen" para rituales religiosos.
  3. Realización de rituales religiosos.
  4. Lugares de entierro.
  5. Galerías de arte con relación religiosa.
  6. Depósito para ofrendas rituales.
  7. Sitios de refugio temporal.

Las cavidades exploradas por Mercer responden a una ruta expedicionaria que tiene por inicio el puerto de Progreso con destino a la Sierrita de Ticul y la región de Tekax. De las cavidades con excavación metódica tenemos: Spukil, Sayab, Oxkintok, Chekt-a-leb, Xmak, Lara, Loltún, Coyok, Tiplamas y Sabaka. Exploradas: Chambak, Jeh, Cueva del Negro, Rancho Chack, Sitz, Tzuzui, Chanz, Pantak Intul, Chumya, Mulco, Mani, Cush—hu, Petcot, Has, Kobak, Kot Muñoz, y Skokikan.

Ya entrado el siglo XX, para 1925 Frans Blom en su viaje por Chiapas descubre la Cueva del Zopo, al explorarla, se descubren tres grandes incensarios típicos de la región (Schávelzon, 1982:171), éste descubrimiento como otros tantos, son eventos aislados de la arqueología subterránea en México, que darán paso a investigaciones sistemáticas posteriores. En el siguiente cuadro se mencionan sólo algunos de los investigadores que se han dedicado a trabajos antropológicos y arqueológicos relacionados con espeluncas para el entorno nacional, su exposición ilustra el desarrollo y el interés que han despertado las espeluncas en la cultura antropológica actual.

Año Investigador Espelunca o región Temática
1957 Carlos Navarrete Cueva de Calucán Arqueología general
1961 R. S. Mc Neish Valle de Tehuacán Prehistoria
1968 Folan y Piña Chan Cenote de Chichen Itza Arqueología subacuática
1973 Doris Heyden Mesoamérica Simbolismo religiosos
1976 Matthias Strecker Gruta de Loltún, Yuc. Pintura rupestre
1977 Ricardo Velázquez Gruta de Loltún, Yuc. Arqueología general
1981 Doris Heyden Teotihuacan Cuevas rituales
1981 Teresa Uriarte Baja California Pintura rupestre
1982 García—Bárcena Cueva de Sta. Marta, Chis. Arqueología general
1982 García Cook Cueva de la Nopalera, Hgo. Análisis de artefactos
1982 Benavides, et al. Gruta de Xcan, Yuc. Antropología Física
1984 Matthias Strecker Grutas en Oxkutzcab, Yuc. Arqueología subterránea
1985 Andrea Stone Actun Ch'on, Yucatán Pintura rupestre
1986 Arturo Guevara Cuarenta Casas, Chih Arqueología general
1986 Ernesto González Gruta de Loltún, Yucatán Arqueología general
1986 Juan Bonor Espeluncas del área maya Simbolismo religioso
1988 James Brady Mesoamérica Representaciones sexuales
1989 Juan Bonor Espeluncas del área maya Relación cueva—pirámide
1989 Patricia Carot Espeluncas de Alta Verapaz Espeleoarqueología
1990 Manzanilla Linda Teotihuacan Geofísica
1990 Eunice Uc Espeluncas del área maya Ecoarqueología
1990 Carlos Evia Espeluncas del área maya Espeleoarqueología
1990 Vera Poot Espeluncas del área maya Espeleoantropología
1991 Johanna Broda Mesoamérica Cosmovisión
1991 Bernd Fahmel Cueva de la Estrella, Oax. Arqueología general
1991 Enrique Soruco Teotihuacán Arqueoastronomía
2000 Arturo Montero Mesoamérica Espeleoarqueología
Figura antropomorfa de Loltún

Figura antropomorfa de Loltún, emblema de la Sociedad Yucateca de Espeleología.

Como podemos apreciar en la tabla anterior, los estudios más recientes y completos  se enfocan a las espeluncas del área maya. En la actualidad es posible afirmar que Yucatán es el centro de la actividad espeleoarqueológica y espeleoantropológica del país, su vanguardia está avalada por el apoyo del INAH a la  Sociedad Yucateca de Espeleología Aktunoob que congrega a antropólogos y arqueólogos especialmente interesados por la preservación del subsuelo cultural de la región, su proyecto más innovador es la elaboración de un Atlas Arqueológico Subterráneo para la península, además cuentan con una publicación especializada, la revista Aktun y la organización de encuentros permanentes entre espeleólogos cubanos y mexicanos para el análisis de la problemática ecológica, arqueológica y geológica de las espeluncas yucatecas.

Para concluir este apartado sobre espeleoarqueología, quiero apuntar sobre las diversidad que existe respecto a los de problemas de investigación que convergen en los trabajos arqueológicos ligados a cavernas, tal el caso de la arqueología subacuática con prospecciones que se definen ya en el campo del espeleobuceo arqueológico como en el cenote de Xlacah en Dzibilchaltún, explorado por Andrews en 1978, o bien remontarnos al cenote de Chichen Itza en donde William Folan y Piña Chan en 1968, después de haber clarificado el agua mandaron buzos que pudieron establecer hasta una estratigrafía de la zona de escombros adosada a una pared del cenote (Pincemin, 1987:307).

Al igual que el espeleobuceo arqueológico, la arqueobotánica es también una nueva perspectiva en los trabajos realizados en cavernas de escasa humedad. La descripción de restos vegetales carbonizados y no carbonizados recuperados por Thomas Lee en 1969 durante la excavación de cuevas secas en el área de Río de la Venta en Jiquipilas y Cintalpa, son un claro ejemplo. Por otra parte son relevantes los especímenes procedentes de la Cueva de la Media Luna, Chiapas, que incluyen cáscara de palma, textiles, copal, fragmentos de jícara y mecates asociados con elementos de vegetales como semillas de frijol, cucurbitáceas y olotes. De la Cueva Cuatro Hacha se reportó una ofrenda sobre una cama de hojas conteniendo semillas de chile y tomate. En 1964, Mc Neish empleo los resultados del análisis de muestras de polen procedentes de la Cueva de Sta. Marta para apoyar su hipótesis de que el polen de maíz del área no contaba con suficiente antigüedad para justificar el área como posible centro para el origen de la agricultura. Todas las excavaciones mencionadas se han efectuado en cavidades secas, donde no se presenta un clima tropical con alta humedad (Mc Clung, 1985:140‑145). En este sentido la sequedad y la temperatura constante, al igual que la protección de la caverna frente a agentes erosivos favorecen la preservación del material arqueobotánico originario de poblaciones trogloditas prehistóricas.

Frente a la riqueza cultural que representan las cavernas en la historia de México, el arqueólogo Ismael Arturo Motero García, dispuso como su tema de tesis de maestría en historia, cursada en la UNAM (2000), abordar tal diversidad cultural, proponiendo una taxonomía que circunscribe en 31 tipos de asociación la articulación comunidad – caverna, esta propuesta se puede consultar en la página Montañismo y Exploración y una versión resumida e ilustrada en http://www.montero.org.mx/cavernas/espeleoarqueologia  A la par de las investigaciones de posgrado iniciadas desde inicios de la década de 1990, Montero publica sus avances en una página de Internet dedicada a la espeloarqueología, página que mereció un galardón nacional por parte de la iniciativa privada en 1997. Actualmente su organización denominada Ipan Tepeme Ihuan Oztome (entre montañas y cavernas) es una agrupación sin fines de lucro que se dedica al estudio antropológico de las cuevas no sólo en México sino también en Sudamérica y Polinesia, apoyando también a jóvenes investigadores en temas relacionados con las montañas y las cavernas.

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Espeleismo

Sin ánimo de controversia, se entiende una diferencia entre espeleología y espeleismo. La actividad espeleista correspondía únicamente a la exploración de carácter deportivo y la espeleología a la disciplina científica. Espeleología y espeleismo correspondían a la articulación denominada: el deporte ciencia. Ese era un calificativo que nos venía de la década de 1940. Hoy en día, observamos que la frontera entre el deporte y la ciencia es menos perceptible. Las grandes expediciones que se internan en el subsuelo en busca de la espelunca más extensa o más profunda con un fin deportivo cuentan no sólo con una apropiada condición física y técnica como en cualquier deporte, sino que también están acompañadas por geólogos, arqueólogos, topógrafos y biólogos, más aún, no hay miembro que desconozca de manera elemental la dinámica kárstica, o que no entienda  la importancia de los materiales arqueológicos, o que no comprenda la clasificación de los organismos cavernícolas y su fragilidad ecológica.

Si bien, hoy en día no es muy clara la diferencia entre espeleología y espeleismo, si lo fue en el pasado. Así, que en este apartado se discutiré sobre los avances en la exploración del subsuelo, con el afán de conquistar las simas de mayores proporciones en el país.

Iniciamos en la década de 1960, hasta ese entonces no se presentan grandes avances en la exploración subterránea, no obstante los trabajos científicos citados líneas atrás. Para 1963 un grupo de estudiantes que se  interesaron profundamente por las cavernas crearon el primer grupo dedicado exclusivamente a la práctica del espeleismo y establecieron el Grupo Espeleológico Mexicano (GEM), siendo uno de los fundadores el doctor Cándido Bolívar, Jorge de Urquijo y Tovar y su esposa Alejandrína Pérez. Su primera conquista relevante fue la Boca del Diablo en Guerrero, con 268 m de profundidad. El GEM se dedicó a explorar y estudiar el área de Cacahuamilpa principalmente, y ocasionalmente la Sierra Norte de Puebla y el estado de Oaxaca con el sótano de San Agustín. En 1970, parte de los integrantes del GEM se separaron del mismo, para dar origen al Grupo de Investigación Espeleológica (GIE).

En el inicio de la década de 1970 destaca el trabajo editorial de  Alenjandrina Pérez en la Comisión Nacional de Espeleología patrocinada por la Federación Mexicana de Excursionismo de la Confederación Deportiva Mexicana con el boletín Spelaion.

Para 1974, la inquietud de exsocios del GEM, GIE y de otras organizaciones y personas abocadas a la práctica del espeleismo propició que se formara un nuevo grupo dedicado únicamente al desarrollo de la espeleología, a esta integración le denominaron Asociación Mexicana de Espeleología (AME).

Como se indico anteriormente, fueron los trabajos del GEM en la década de 1960 en la sierra norte de Puebla (Cuetzala) y muy particularmente la exploración del sótano Boca del Diablo (Montiel, 1985) y posteriormente el sótano de San Agustín en Oaxaca, entre otros puntos de la república los que dieron inicio de una manera formal a la exploración deportiva de las cavernas de alto nivel técnico. Es difícil calificar a estas exploraciones como meramente espeleistas, pues han realizado aportaciones al conocimiento, sin embargo, destaca como su interés primordial el logro expedicionario o dicho de otra manera: deportivo.

Sótano de San Agustín

Sótano de San Agustín, Oaxaca, Cruz Roja Mexicana, 1980.

Para esta misma década —los setenta— la Federación Mexicana de Excursionismo (FME) forjó la Escuela Nacional de Montaña con sus respectivas secciones estatales en donde se impartían cursos de técnicas de exploración subterránea. Por otra parte el IPN instituyo el tema de la espeleología en sus secciones de montañismo. Es así como la FME y el IPN con los pocos conocimientos técnicos y no científicos que se tenían al respecto en aquel entonces por parte de los montañistas se integraron a la exploración subterránea.

La importancia que suscita la exploración subterránea para estos momentos encuentra eco en la Escuela de Guías Alpinistas de México (EGAM), que dio cabida en su calendario de actividades a la práctica del espeleismo. Para abril de 1974, Jorge Ibarra S. presidente del Club Andino República de Chile, Sección México propone a José Luis Beteta director de la EGAM el descenso al sótano de las Golondrinas en SLP, con un tiro vertical absoluto de 336 m lo cual, en su momento, era todo un reto técnico que sólo los más avanzados expedicionarios extranjeros se atrevían a efectuar. En este descenso los mexicanos emplearon las nuevas técnicas para pozos profundos y la manufactura de equipo especial con lo cual se dio inicio a la exploración de pozos profundos por parte de nacionales. El logro de ser el primer mexicano en descender corresponde a Lorenzo García Gallardo de la Cruz Roja Mexicana. Este objetivo alcanzado en septiembre de 1974 dio pie para que la EGAM organizara a distintas agrupaciones nacionales para intentar la conquista del Sótano del Barro, el mayor tiro vertical absoluto en el mundo. Al año siguiente, en 1975 nuevamente la EGAM convoco a espeleólogos nacionales e intentó el descenso al Sótano de San Agustín, Oaxaca, uno de los sistemas más profundos también en el mundo conocidos a la fecha, en esta expedición descendieron hasta 608 m.

Posteriormente numerosos grupos siguieron los pasos de estos pioneros en las grandes simas del país y del orbe como la UNAM en 1978, y la Escuela de Montaña de la Cruz Roja Mexicana delegación Naucalpan en la conquista del Sótano de las Golondrinas en 1979. Este mismo grupo posteriormente realizaría junto con otras asociaciones nacionales y extranjeras el rescate más profundo efectuado al momento en el mundo en el  Sótano de San Agustín para 1980 de una expedición polaca.

Hoy en día, el auge del espeleismo encuentra resonancia en grupos de montañistas, rescatistas, alpinistas, excursionistas, turistas y scouts. Sobresalen los scouts de la región de Yucatán, que desde 1944 se dedican a la exploración del subsuelo (Vera, 1990:7) y también los scouts del norte del país, principalmente en Monterrey; también los grupos de rescate subterráneo de la Cruz Roja Mexicana se destacan con su organización académica y de múltiples  expediciones a las grandes simas y sus colegas del Socorro Alpino de México con sus permanentes guardias en la región de Cacahuamilpa. En todos estos grupos, a los que hay que sumar a los estudiantes de biología y  geología de las universidades nacionales encontramos un elemento en común: una juventud interesada por conocer y preservar las entrañas de su tierra.

Expedicionarios

En la actualidad, nuevas agrupaciones de espeleólogos expedicionarios mexicanos buscan no únicamente el desarrollo científico, sino que procuran realizar exploraciones de alto nivel técnico y por ello deportivo. Así podemos citar a: la Sociedad Mexicana de Exploraciones Subterráneas (SMES) con trabajos en Zongolica, Ver., la Sierra Norte de Puebla y la Sierra Gorda; el grupo URION; el Espeleoclub Zotz de Jalisco; la Asociación Base Draco de la Cd. de México que sin duda por sus publicaciones y actividades es un pilar de la espeleología en México; la Sección de Espeleología de la UNAM; los espeleólogos del Club Exploraciones de México; la Asociación de Excursionismo del IPN; la reciente Unión Mexicana de Agrupaciones Espeleológicas; el Espeleogrupo de Yucatán y la Sociedad Yucateca de Espeleología Aktunoob, entre otras organizaciones. También contamos con las valiosas aportaciones de particulares como Sergio Sambrano en espeleobuceo, Carlos Lazcano en exploración y las revistas de: Ramón Espinasa, Tepeyollotl; José Montiel, Draco; y Moreno & Pint con Zotz. Estos son sólo algunos ejemplos del desarrollo mexicano en la exploración subterránea que a la par con expediciones extranjeras realizan el reconocimiento del amplio subsuelo mexicano.

Al límite del espeleismo, el espeleorescate. Compleja actividad de salvamento y búsqueda subterránea. El volumen de servicios en este medio hostil es escaso en la actualidad, pues como se ha podido observar la espeleología es una actividad reciente, por lo tanto el número de personas que se adentran al subsuelo es mínimo, y los pocos exploradores nacionales cuentan con una buena preparación física y técnica, por lo tanto el índice de siniestros es bajo. Sin embargo, este índice tiende a incrementarse por la imprudencia de falsos excursionistas y curiosos que se introducen a las cavernas. Hasta la fecha el mayor número de rescates corresponde a la recuperación de cadáveres producto de homicidios o suicidios, y en otros casos a la búsqueda de individuos como pseudo exploradores y drogadictos extraviados en cavidades y minas de arena.

Las expediciones extranjeras continuamente se internan en México, sin que tengamos control de su acceso. Destacan los investigadores canadienses procedentes de Quebec, ingleses, franceses, italianos (Circolo Speleológico de Roma), belgas, polacos y norteamericanos de la NSS y la AMCS. La AMCS es un claro ejemplo del interés de organizaciones científicas extranjeras por el subsuelo nacional, sus investigaciones son bibliografía básica para el conocimiento subterráneo de México. El boletín de la AMCS ofrece tal cantidad de datos que el lenguaje topográfico por ellos usado es aplicado por los espeleólogos mexicanos.

La AMCS presenta para 1991 el “Proyecto Pápalo”, uno de las exploraciones más ambiciosas de la historia de la espeleología mundial al tratar de descubrir la caverna más profunda del mundo, que estaría sobre una cota mayor a los 2,000 m de profundidad. Tal espelunca se supone es la Cueva de Cheve, en Oaxaca, en la sierra de Juárez, próxima al poblado de Concepción Pápalo. Los trabajos ahí realizados se remontan a 1987 cuando fue descubierta, al momento se efectúan prospecciones de espeleobuceo por diferentes reductos que buscan superar pasos inundados, se han descubierto más de 16 Km de galerías —topografiadas—. Este tipo de exploración sobrepasa los límites hasta ahora efectuados como el trabajo continuo por más de 21 días bajo tierra y el traslado de material de buceo a tales profundidades (AMCS, 1990).

México es uno de los países más importantes en el mundo para las investigaciones subterráneas. Una capa excepcionalmente gruesa de roca caliza que compone la cordillera de la Sierra Madre Oriental combinada con fuertes lluvias en verano ha formado, lo que en la actualidad se conoce como la mejor región de espeluncas en el mundo. En ninguna parte los espeleólogos han mostrado tanto interés como en la Sierra Mazateca, la Sierra de Zongolica y ahora la Sierra de Juárez. En esta última se encuentran macizos de roca caliza de más de 3,000 m de espesor (ibídem).

Algunos grupos de espeleistas al interior de la república no están destinados a logros deportivos o científicos. Su objetivo es la preservación y rescate ecológico. Un ilustre ejemplo, son las 500 toneladas de basura retiradas de la Cueva de la Orquídea por el grupo Espeleover, A. C. en Xalapa, Ver.

Exploradores

Abandonar una tranquilidad; renunciar a una seguridad; perder de vista las cosas familiares; perder la noción del tiempo; abandonar una forma de ver y pensar; dejar el Sol, romper con todo esto y descender por un negro agujero.

El esfuerzo del espeleólogo es sin duda más duro, más imaginativo, más inspirado que el del montañero o el del marino. Al aventurarse bajo tierra ha introducido en la noche de las cavernas la porción de Sol que todo hombre recibe en herencia y nutre su corazón.

... la gota de agua que cae participa en el murmullo geológico que el espeleólogo adivina, percibe, oye. En la noche eterna. Gaston Rébuffat ,1977.

Nota del autor: Se pide una disculpa a todos aquellos que no fueron mencionados en la presente obra, lo cual no fue intención hacer de lado a nadie; simplemente, nunca imaginé que fuera tan amplio el campo de información.

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1956b Tadarida brasiliensis mexicana (Saussure), el murciélago guanero, es una especie migratoria. En: Acta zoológica mexicana, núm. 1, pp. 11-15. Méx. D.F.

1967 Los murciélagos de México. Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México. Méx. D.F.

[1] Las once propuestas respecto a la teoría de la institucionalización de las ciencias  se desprende del Seminario de Historia de la Ciencia y la Tecnología en la Faculta de Filosofía y Letras de la UNAM, impartido por la Dra. Patricia Acevedo, siendo el titular el Dr. José Saldaña en el programa de la maestría en Historia de México, véase también Kuhn, 1986.