Tetzacualcos

Observatorios astronómicos de la antigüedad construidos en las laderas de las más altas montañas

Los movimientos celestes fueron referencia obligada para regir el sistema calendárico prehispánico. Esta es la relación entre la astronomía y los estudios arqueológicos que realizamos en las altas montañas.

Sucede que desde un mismo recinto, en el transcurso de un año, es posible durante el amanecer o el ocaso percibir cómo el disco solar y otros cuerpos celestes cambian de posición con referencia al horizonte. En el caso del Sol, este parece moverse cada día. Fue este movimiento lo que permitió establecer una relación temporal y espacial entre los contornos prominentes del horizonte montañoso con fechas de importancia económica, astronómica y religiosa. Se realizaba así una lectura espacio-temporal sobre puntos bien definidos, a los cuales el Sol retornaba de manera cíclica. Para realizar esta lectura del aparente movimiento del Sol era indispensable un punto fijo de observación, un observatorio donde se desarrollara una astronomía de horizonte empírica. Entendemos que uno de esos emplazamientos fue el tetzacualco, instrumento arquitectónico de observación desde el cual se marcaba “un eterno retorno” que los remitía a una duración más allá de la existencia humana en una larga duración a la manera de un tiempo institucional.

Amanece en el Nevado de Toluca

Amanece en el Nevado de Toluca.
Los contornos de la montaña sirven como marcadores para registrar
el aparente movimiento del Sol sobre el horizonte a través del año.

El “eterno retorno” tenía como puntos prominentes las posiciones del Sol para los días de solsticios, equinoccio, paso cenital y diferentes fechas de importancia ritual. Este conocimiento era indispensable para sincronizar los ciclos agrícolas con las temporadas de lluvia, de los vientos, del frío y del calor. Así, los elementos astronómicos se articularon con múltiples deidades formando una compleja asociación ritual y mítica en la cual la montaña entera, los dioses y el hombre eran una y la misma cosa en su vínculo con el orden del universo a través del calendario.

Sol durante el amanecer

Desde un punto fijo al observar la salida del Sol durante el amanecer se percibe que el disco solar cambia de posición durante el año. La trayectoria que recorre en el horizonte anualmente bien puede denominarse como “arco solar del levante”, es un rango que encuentra en el hemisferio septentrional su máximo alcance al norte durante el solsticio de verano y al sur para el solsticio de invierno. De igual manera para el atardecer en el oeste, cuando se oculta el Sol, se puede considerar una “arco solar del poniente”.

El tetzacualco, es una construcción rectangular, burda por la ausencia de mortero, carece de un trabajo detallado aunque no menos arduo considerando los elaborados en las altas montañas con el acarreo de toneladas de piedra a más 4000 m/nm, en los tetzacualco no hay pisos ni estucos que cubran las paredes, solamente toscos muros de piedra que en su momento de esplendor sobrepasaron un metro de altura, el acceso era por el oeste, lo cual corrobora el sentido de apreciación para el amanecer. Por su tamaño, y las referencias que de estas estructuras se hacen en las fuentes históricas, el más importante fue el del Monte Tláloc. Sin embargo, no fue el único en la alta montaña, se cuentan cuatro más, tres en la Iztaccíhuatl, y otro en el Popocatépetl.

Planta de tres tetzacualco según José Luis Lorenzo en 1957

Planta de tres tetzacualco según José Luis Lorenzo en 1957.
Nexpayantla en el Popocatépetl; El Caracol y El Solitario en la Iztaccíhuatl.

En la Iztaccíhuatl, los tetzacualco en orden altimétrico son: El Caracol (4350 m/nm), El Solitario (4050 m/nm), y Nahualac (3870 m/nm). Las estructuras de Nahualac y El Caracol no obstante su rústica construcción, al analizarlos detenidamente con el paisaje demuestran la complejidad intelectual lograda por los sacerdotes-astrónomos toltecas en su capacidad de observación del cosmos, porque ambos sitios están alineados a la salida del Sol durante el equinoccio con la cima sur de la Iztaccíhuatl, justamente donde hemos registrado el sitio arqueológico de El Pecho (5220 m/nm). Es admirable que los sitios de Nahualac y El Caracol separados por más de 2 Km y con una diferencia altitudinal de 560 m coincidan: pues estando el observador dirigiendo su visual contenida en un plano vertical, que a su vez contiene al eje del altar, ambos observadores, como ya se ha dicho, ven aparecer el Sol sobre el mismo corte de la montaña para el mismo día equinoccial. De la quinta estructura en Nexpayantla (4190 m/nm) en el volcán Popocatépetl no queda ya evidencia, sólo su descripción en los trabajos de Desire Charnay (ca. 1870) y José Luis Lorenzo (ca. 1957).

Casi cubierto por la vegetación alpina el tetzacualco del sitio arqueológico El Solitario

Casi cubierto por la vegetación alpina el tetzacualco del sitio arqueológico El Solitario, volcán Iztaccíhuatl.

Para Rubén Morante, el tetzacualco de la cima del Monte Tláloc representa una construcción de precisa orientación que señala la salida del sol sobre La Malinche y el Pico de Orizaba para los días en que iniciaban los nemontemi, y terminaba el año mexica. Por su parte, para Iván Šprajc, la desviación de la calzada de acceso es de 11º 42´ y para Stanislaw Iwaniszewski de 11º 31´ justamente en dirección al cerro del Tepeyac. Esta desviación de la calzada en sentido opuesto a la orientación con La Malinche y el Pico de Orizaba corresponde a la salida solar por el centro del adoratorio para el día de equinoccio.

Calzada de acceso prehispánica que conduce al tetzacualco de el Monte Tláloc

Calzada de acceso prehispánica que conduce al tetzacualco de el Monte Tláloc.

El tetzacualco substituye la arquitectura sobrenatural y primigenia por una arquitectura cultural astronómica en una demarcación del espacio que por medio de sus muros marcaba un límite estricto, que correspondía a las diversas funciones de la célula ritual y de diferenciación social al definir un espacio íntimo en el que no todos los individuos accedían. Desde estos emplazamientos arquitectónicos se marcaba un eje, era el axis mundi que aseguraba a partir de la observación astronómica una cronología del ritual destacando el manejo ortogonal al orto solar del este-oeste en relación con la senda del Sol. Es así como las posiciones del Sol proporcionan puntos cardinales básicos, que bien podríamos considerar como universales. Los adoratorios y los puntos del calendario de horizonte dispuestos en los perfiles de las montañas fueron umbrales liminares, límites del espacio donde los principios antagónicos de las dos estaciones del trópico: xopan y tonalco, la sequía y la humedad se enfrentaron. Las montañas marcaban así el límite, pero no sólo de las estaciones, también del día y la noche por ser el marco para la salida y puesta del Sol.

El Sol aparece por detrás del volcán La Malinche visto desde el cerro Teotón

El Sol aparece por detrás del volcán La Malinche visto desde el cerro Teotón para el día de paso cenital solar.

Los alineamientos entre montañas y astros, resultan de una búsqueda síquica que otorga propiedades geométricas significativas con respecto al horizonte. Se logran alineamientos que permiten a los sujetos definirse en el espacio existencial del cual son plenamente conscientes. Las montañas y otros elementos relevantes del paisaje se utilizaron como ha quedado asentado como referente, funcionaron como puntos límite de la visual ordenadora del mundo, en el alcance que el imaginario se hace del espacio geográfico.

Así el tiempo, que es el aspecto más enigmático de la experiencia humana, y la montaña como linde de la vida cotidiana, se encuentran en estos adoratorios, en una sistemidad que se consumó con el registro calendárico.

Se ha registrado un observatorio solar en el Nevado de Toluca, pero este carece de tetzacualco, en cambio se encontró un elemento más elaborado, una estela con inscripción que consideramos astronómica, lo cual sin duda alguna otorgó especial preponderancia al lugar como el observatorio astronómico de la antigüedad a mayor altura de América del Norte registrado hasta la fecha (2009), y que se presenta en el apartado sobre el paso cenital del Sol.

Apoyados de modernos instrumentos se realizan trabajos arqueoastronómicos

Apoyados de modernos instrumentos se realizan trabajos arqueoastronómicos en el sitio de Teotenango.